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Uno de los efectos más espectaculares de la sociedad contemporánea es la creciente prolongación de la vida humana. En muchas regiones del planeta, la pirámide de la población se ensancha con la edad y disminuye en su base por falta de nacimientos. Esto crea una situación inédita y reclama una toma de conciencia por parte de las generaciones presentes y futuras.

Se ha dicho que las sociedades se pueden clasificar por la forma de tratar a los niños y a los ancianos. En este caso Japón es sin duda un líder indiscutible.

Nada mejor que recorrer un hogar de ancianos en Japón para comprobar las verdaderas maravillas que se pueden conseguir mediante un trato cariñoso y profesional a las personas ancianas, en especial a los enfermos seniles. Entre los numerosos avances en gerontología, llama la atención el progreso insospechado que se puede producir en el cerebro senil siguiendo nuevas técnicas de terapias de aprendizaje.

Se ha comprobado que una rutina diaria de trabajo intelectual muy simple, como leer en voz alta, copiar textos y hacer cálculos aritméticos sencillos, produce cambios significativos en el cerebro de la persona anciana. En muchos casos, incluso en algunas demencias seniles, se observa que una ejercitación cotidiana de un par de horas con un profesional bien entrenado provoca una transformación positiva en la conducta del anciano, tanto en el nivel de comunicación como en otros aspectos, aseo personal, memoria y atención, afectos y emociones, por ejemplo.

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Hasta hace pocos años era difícil siquiera pensar que un cerebro senil pudiera seguir aprendiendo, pero ahora las imágenes cerebrales confirman, en estudios controlados, que la "plasticidad" del sistema nervioso no desaparece y puede dar lugar a nuevos aprendizajes de valor considerable para la persona anciana y para su entorno familiar.

Enfermeras, educadores, psicólogos, médicos e investigadores de las neurociencias trabajan en estos hogares modelos para ancianos en equipos transdisciplinarios que han creado una nueva ciencia del aprendizaje para la tercera edad en Japón.

Así, los impecables y dignos hogares de ancianos se convierten en verdaderos laboratorios de aprendizaje, donde se ponen a prueba diferentes métodos de activación del cerebro. Por otra parte, la calidad de vida de las personas internadas mejora, para bien de todos.

Es interesante consignar que ejercicios similares se pueden utilizar con niños de edad escolar y preescolar. De esta manera se atiende a los dos extremos del espectro de edades que marcan el pasado y el futuro de cada sociedad.
Por Antonio M. Battro

www.lanacion.com.ar 15/02/04