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José Pellucchi, fundador de una ONG que nuclea 4.000 payasos de hospitales, asegura que los moviliza la pasión. Sin embargo, reconoce que la ley firmada en la Provincia de Buenos Aires los ayudará a convertir a su actividad en una carrera con salida laboral.

"Nunca nos interesó cobrar, hasta pagaríamos por hacerlo", asegura José Pellucchi, psiquiatra y fundador de Payamédicos, una ONG que nuclea 4.000 payasos de hospitales y 40 formadores en Argentina. Si bien no fue buscada por ellos, recibieron con entusiasmo la ley aprobada en la Provincia de Buenos Aires, que incorpora al "Payaso de Hospital" en los servicios de pediatría.

La norma fue firmada por el gobernador Daniel Scioli y el ministro de salud, Alejandro Collia. Determina que cada área pediátrica, de todos los centros asistenciales provinciales y municipales, deberá tener un servicio de especialistas en el arte del clown o payasos hospitalarios. 

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"Nos fuimos desarrollando mucho desde lo teórico, vamos a congresos internacionales. Se nos hacía difícil hacer cursos en una actividad que era ad honorem", reconoce Pellucchi. "Hay una posibilidad de que esto sea una carrera y para eso es necesario que sea una salida laboral: que se estudie, que los payamédicos puedan mantener a su familia, que sean contratados en los hospitales", continúa.

Pellucchi dice que todavía falta reglamentar, a partir de ahora, cómo va a ser la actividad y cuánto van a cobrar por su trabajo. "Los payamédicos están creciendo en todo el país", se entusiasma y comenta que en Mendoza, Córdoba, Formosa y Chaco "está por hacerse la ley".

En la Ciudad de Buenos Aires funcionan como voluntariado, ad honorem, desde hace más de 20 años. Por ejemplo, para el Día del Niño más de 40 personajes disfrazados recorrieron el Hospital Ricardo Gutierrez entregando regalos y juguetes. "En la ciudad tenemos convenios y dimos clases. Creo que ellos también van a hacer una ley", opina Pellucchi. Consultados por Clarín, desde el Ministerio de Salud porteño dijeron que en este momento no se está estudiando esa posibilidad.
Para ser un payaso de hospital hay que tener una preparación y saber cómo tratar a las personas que están internadas. Los aspirantes deben tener el secundario aprobado y hacer un curso de un año, que incluye una parte teórica, prácticas dentro de hospitales y una formación artística, que incluye música, juegos, teatro, magia y humor.  

Si bien lo más habitual es verlos junto a los chicos, tratan con personas de todas las edades y que están atravesando cualquier tipo de enfermedad.  Asisten a adultos que, por ejemplo, sufrieron un ACV y a pacientes geriátricos. En todos los casos, hay que respetar las normas del tratamiento.

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Cada "show" está formado por cuatro actos. Primero, se analiza el caso particular del paciente. Luego, los payasos se ponen el vestuario, el maquillaje, y hacen su "performance" con los pacientes. Después se reúnen para conversar sobre lo que pasó. Por último, llega el momento de hacer un análisis y sacar conclusiones. Por lo general, consultan con psicólogos y psiquiatras.

Son varias las organizaciones que llevan sonrisas a quienes más lo necesitan. Alegría intensiva es otra ONG que festejó la aprobación de esta ley en Buenos Aires. "La felicidad que nos provoca tiene su semilla tiempo atrás, porque contribuimos al desarrollo de esta norma con nuestra experiencia de ocho años de trabajo", publican en su sitio web. "Ya hemos alegrado aproximadamente a 230.000 niños, sus familias y al personal de los establecimientos de salud", enumeran y celebran esta "saludable noticia" como mejor saben hacer: con la nariz roja de alegría.

www.clarin.com  20/08/15