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Ayuda a chicos con autismo a alcanzar niveles óptimos de interacción, comunicación y pensamiento

Como en un juego en el que los chicos deben construir una escalera apilando un bloque tras otro, un nuevo método terapéutico intensivo ayuda a que los chicos con autismo suban escalón por escalón la escalera del desarrollo hasta alcanzar niveles óptimos de interacción, comunicación y pensamiento.

Para lograrlo, especialistas y padres trabajan juntos para que la terapia en el consultorio continúe en el hogar a través del juego. Así, según el método conocido como DIR/Floortime, la estimulación que recibe el pequeño paciente es permanente.
"Este enfoque terapéutico trabaja con chicos con dificultades en el desarrollo, como el autismo, a través de la interacción con los demás y su entorno, algo que suele quedar afuera en los otros métodos o que no tiene la misma importancia que en éste", explicó a LA NACION la profesora Milagros Cordero, que trabaja desde hace 30 años con chicos con trastornos del desarrollo y es fundadora del Institute ITT´s for Children en Atlanta, Estados Unidos.
Invitada por el Centro de Rehabilitación Neurológica de La Rioja y la Fundación para la Lucha contra las Enfermedades Neurológicas de la Infancia (Fleni), esta doctora en educación especial de la Universidad de Boston presentó en el país el método basado en el desarrollo, las diferencias individuales y las relaciones (DIR, por su sigla en inglés) para el tratamiento del autismo infantil y juvenil.
Este síndrome, que se manifiesta antes de los 3 años de edad y es de dos a cuatro veces más frecuente en los varones que en las mujeres, impide que quienes lo padecen puedan relacionarse, desarrollar una inteligencia normal para su edad y los hace comportarse de manera compulsiva y ritual.
De cada 100 autistas, 15 alcanzan autonomía para realizar las actividades diarias (estudiar, trabajar y vivir solos), mientras que 35 logran una autonomía relativa, con una vida en sociedad limitada, por ejemplo, a estudiar o trabajar, pero con ayuda. Otros 30 no pueden trabajar o estudiar por sí solos y se relacionan con dificultad, a pesar de que pueden higienizarse o hacer ciertas tareas simples sin ayuda. Los 20 restantes tienen problemas de conducta, necesitan atención médica permanente y educación especial.
"Lo más importante de este método es que el trabajo se realiza en función de la etapa del desarrollo en la que se encuentra cada chico y que incluye a los padres, respaldado por un grupo de profesionales", dijo la doctora Cordero, cuyo español con giros del inglés aún está teñido por su origen puertorriqueño.

 

Distintas edades

La única limitación que Cordero observó en el uso de este método es un diagnóstico incorrecto de la relación entre la edad biológica y la del desarrollo. Para solucionar esto, el método establece seis etapas del desarrollo que el chico autista debe ir subiendo a medida que avanza la terapia.
Una vez que el equipo médico determina en qué etapa está el chico, la compara con su edad biológica y elabora un modelo de tratamiento que atenderá de manera intensiva las alteraciones observadas en cuatro resultados básicos: cómo procesa las sensaciones auditivas, visuales y espaciales; cómo discrimina entre las sensaciones que recibe, incluido el dolor; cómo planifica y ordena los movimientos, incluido el tono muscular y la coordinación, y en qué consiste la interacción familiar.
La forma como padres y hermanos se relacionan con el chico autista determina qué "deberes" se harán en la casa a la salida del consultorio. Esto es lo que el método denomina floortime o juego circular y consiste en varios períodos al día de interacción entre padres e hijo, según las indicaciones clínicas.
"La recomendación es que los padres trabajen con sus hijos seis sesiones al día de 20 minutos, los siete días de la semana -dijo Cordero, que es docente del Programa Nacional de Entrenamiento de DIR del Consejo Interdisciplinario de Trastornos del Desarrollo y el Aprendizaje-. Son los padres los que mejor conocen a sus hijos y están con ellos la mayor parte del tiempo. Los profesionales entramos en la vida de ellos, pero no necesariamente estamos presentes en todos los momentos"
El equipo médico, que suele incluir neurólogos, psiquiatras, psicólogos y terapistas del habla, ocupacionales y de trabajo social, estimula aquello con lo que los padres trabajarán en la casa. "En el juego, quien guía es el chico y lo hace según las capacidades a desarrollar", agregó.
Las diferencias de este método con los tradicionales para tratar el autismo, según asegura la especialista, son varias: "No es un molde de trabajo que se aplica a todos los chicos por igual, sino que se arma uno para cada paciente según sus características individuales; asume que el niño va a seguir creciendo y desarrollándose, y sostiene que para que los chicos puedan seguir desarrollándose, necesitan una intervención intensiva y permanente".

www.lanacion.com.ar 26/03/05