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El trabajo es el principal camino para conseguir la plena participación en la sociedad y favorecer la igualdad de oportunidades. En el caso de las personas en situación de vulnerabilidad social, el trabajo adquiere una especial importancia por el valor que éste produce: sentimiento de pertenencia, desarrollo de redes sociales, independencia económica, entre otras. Por ello, en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad -que se celebra el 3 de diciembre-, el compromiso radica en concientizar y sensibilizar a los distintos públicos bregando por la inclusión social de las personas con discapacidad. En la Argentina viven 5.114.190 personas con discapacidad; el 75% se encuentra desempleada, y sólo el 7% alcanza el nivel terciario o universitario, según datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.

Las personas con discapacidad son titulares de los mismos derechos fundamentales que el resto de los ciudadanos. El primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos menciona: "Todos los seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos". A fin de alcanzar esta meta, todas las comunidades deben celebrar la diversidad en su seno.

Los trabajadores con discapacidad aportan conocimiento, experiencia y voluntad de superación, tres aspectos sumamente valorados en cualquier equipo. De hecho, son cada vez son más las empresas que apuestan a la diversidad en los equipos de trabajo de sus organizaciones. Sin embargo todavía existen ciertos mitos y prejuicios por parte de los empleadores, aunque los principales obstáculos para la inclusión se deben fundamentalmente al desconocimiento acerca de las capacidades y habilidades laborales de las personas con discapacidad.

Generalmente estos están relacionados con la calidad y la productividad del trabajo. Es importante resaltar que si la búsqueda de candidatos y el proceso de selección de los trabajadores con discapacidad han sido realizados adecuadamente teniendo en cuenta las competencias específicas para el desarrollo del puesto de trabajo, la calidad del trabajo no se verá afectada.

Otro prejuicio está relacionado a la integración del trabajador con discapacidad con sus compañeros de equipo. Sin embargo, diversas investigaciones han demostrado que al incorporar una persona con discapacidad se mejora el clima laboral y el compañerismo del resto del personal, como asimismo se promueve la fidelización de los empleados con la compañía.

También existe un mito sobre las condiciones edilicias o instalaciones especiales requeridas para incorporar un trabajador con discapacidad. Muchas veces no es necesario realizar una costosa adaptación para que una persona con discapacidad pueda realizar una tarea. También se plantean prejuicios entorno de los inconvenientes legales que pueda tener el empleador en caso de desvincular un trabajador con discapacidad. En este caso es importante saber que si la causa de desvinculación se encuentra debidamente justificada y que se han realizado acciones de apoyo en el puesto de trabajo, no hay razón que justifique una acción legal por parte del empleado. Es necesario impulsar en las distintas áreas de las empresas una actitud de compromiso para la incorporación al mundo laboral de las personas con discapacidad resaltando sus competencias y habilidades. De esta forma la empresa se convierte en un pilar fundamental para garantizar la igualdad de oportunidades beneficiándose con un capital humano que aporta riqueza, diversidad y compromiso profesional.

www.lanacion.com.ar 06/12/14