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Las delegaciones de un centenar de países ya pasaron la primera ronda; hoy deberán afrontar la segunda y última parte del desafío

MAR DEL PLATA.- Ojos rasgados y piel amarilla inundan la avanzada por uno de los pasillos del primer piso. Y se mezclan con la hilera de tez oscura, que viene a la par. También rubios brillantes que asoman desde el final del corredor. En contraste con el silencio absoluto que acaban de compartir en la sala, en apenas un par de segundos y con su parloteo espontáneo convierten el amplio corredor del hotel en una Babel. De aquí y de allá, de todo el mundo, éstos más de 500 adolescentes hablan el idioma común y universal de los números. Desde ayer y hasta este mediodía, compiten por quedarse con los máximos premios de esta 53ª Olimpíada Internacional de Matemáticas (IMO), que se desarrolla en esta ciudad.

Hay cien países representados y un gran caudal de sabiduría en estos muchachos que tienen entre 14 y 19 años, en todos los casos con la condición de estar cursando el nivel de enseñanza media.

Las delegaciones están aquí desde el fin de semana, pero a partir de ayer comenzaron las pruebas. Son dos jornadas consecutivas, ambas de cuatro horas y media de duración, en las que tienen que resolver problemas con altísimo grado de dificultad. Que requieren cálculos, por supuesto, pero también algo más. Como lo destacó en el acto oficial de apertura de la IMO la doctora en matemáticas Patricia Fauring, en representación del rector de la Universidad de Buenos Aires, Rubén Hallú. "Competirán en la resolución de problemas matemáticos como un medio y un recurso, pero con el objetivo de producir una fiesta del ingenio, de la creatividad y la solidaridad compartiendo el lenguaje de los números, tan universal como la música", dijo.

Los organizadores aseguran que estas competencias son un estímulo para los jóvenes apasionados por la matemática y saben, por experiencias pasadas, que por ellas han pasado quienes luego fueron destacados profesionales e investigadores en distintas ciencias vinculadas.

"Nosotros tenemos una gran materia prima, pero nos hace falta una educación más sólida para que los resultados sean aún mejores y nos arrimen al lote de los más destacados", dijo a La Nacion el profesor Juan Carlos Dalmasso, director de la Olimpíada Matemática Argentina y, sin dudas, uno de los más entusiastas impulsores de estas pruebas, que tienen instancias regionales, provinciales y nacionales.

En esta oportunidad, el equipo argentino está compuesto por Mariano Bonifacio, de la Escuela Superior de Comercio y Bachillerato Anexo de Leones, Córdoba; Alejandro Candioti, de la Escuela José Manuel Estrada, de Posadas; Ignacio Darago, del Colegio Nacional de Buenos Aires; Azul Fatalini, del Normal Juan Bautista Alberdi de San Miguel de Tucumán; Gastón Salgado, de la Escuela ORT II, de Buenos Aires, y Bruno Staffa de la Escuela Superior de Comercio Prudencio Cornejo, de Bahía Blanca.

"Son chicos que han hecho un gran esfuerzo para llegar a esta instancia", explicó Bibiana Russo, tutora de la delegación local.

"Soñamos con ser parte del Grupo de los 200", advierte el profesor Dalmasso, al señalar ese lote de destacados en el que se lucen Estados Unidos, Rumania y Hungría. El nombre del grupo tiene que ver con el puntaje acumulado por delegación. Es que los participantes en cada IMO deben afrontar y resolver seis problemas. Tres por jornada. Y cada uno tiene un puntaje máximo de siete puntos. Si se tiene en cuenta que cada país aporta hasta seis competidores, el rendimiento perfecto sería de 252 puntos. "Es durísimo", insiste Dalmasso.

El jurado está presidido por el destacado matemático argentino Luis Caffarelli y compuesto por los líderes de las delegaciones. A partir de este mediodía trabajarán sobre las respuestas para determinar premios y ganadores, que se conocerán el próximo domingo. Hasta entonces, para los chicos habrá recreación. Puertas afuera del hotel, las alternativas transcurrirán entre caminatas por el centro y algunas excursiones. Adentro se les montó un gran salón de usos múltiples con juegos y atracciones. Para los que no pueden desentenderse de la adrenalina de la prueba, hay propuestas de ingenio y hasta un rompecabezas de 24.000 piezas. Ayer, luego de la primera mitad del examen, se imponía el metegol.

Tres historias. Mucho más que números

JOSÉ RÁMON MADRID PADILLA

Profesión: estudiante

Edad: 19 años

Origen : Honduras

Las quejas por el frío marplatense se acabaron para el hondureño José Ramón Madrid Padilla ante el calor de la exigencia durante las cuatro horas y media que batalló contra tres duros problemas. "Ya pasé por esta experiencia, pero la tensión siempre existe", dice uno de los participantes más veteranos, con cuatro competencias en la IMO. Acumula una mención de honor, una medalla de bronce y otra de plata.

Ayer estaba exhausto y satisfecho. "Resolví dos de tres, creo que no está mal", señaló. Si su sueño se cumple, será licenciado en Matemáticas. En su país, no dudan en llamarlo el "joven genio". "Soy un apasionado de los números y los cálculos", se describe con humildad.

GASTÓN SALGADO

Profesión: estudiante

Edad: 16 años

Origen: Argentina

Gastón llegó al Salón Circular del Hotel Provincial, donde esperaban asistentes y docentes de apoyo, y apenas encontró caras conocidas apretó el puño y lo llevó a lo alto. "Pude llegar a dos conclusiones y creo que anduve muy bien", se entusiasmó al cabo de la primera mitad de la prueba, que completará hoy, con tres nuevos problemas.

Es alumno del Instituto ORT, de Belgrano, en Capital Federal. Está en cuarto año y se mueve con habilidad entre ángulos, enteros y logaritmos. El año pasado, estuvo en la IMO de Holanda y volvió con una mención de honor. "Vamos a hacer todo lo posible por repetir o mejorar lo que logré en la primera", dice a LA NACION. ¿Su futuro? La Física Teórica.

IGNACIO DARAGO

Profesión : estudiante

Edad : 17 años

Origen: Argentina

Es el crédito del emblemático Colegio Nacional Buenos Aires. Alumno de quinto año, Ignacio salió con mucho optimismo al concluir la primera mitad de la competencia. Da por resuelto el problema de geometría, avanzó mucho con el de álgebra y se quedó sin tiempo para el de cálculos combinatorios.

"Lo bueno es que acá uno puede buscar varias alternativas de resolución", contó. Y sostiene que, a veces, es mucho más importante cómo se llegó a un resultado que obtener la solución correcta. En su rendimiento influye el trabajo previo: un mes de entrenamiento en Ciudad Universitaria. "Fue duro, pero muy bueno", reconoce. A partir del año próximo, Darago iniciará su licenciatura en Matemáticas.

www.lanacion.com.ar  11/07/12