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LA PLATA.- La polémica asignatura que incluye como temas de estudio los "escraches", piquetes y pintadas callejeras será obligatoria para todos los chicos que cursan 5° año en las escuelas secundarias en la provincia de Buenos Aires, y tendrá evaluaciones periódicas y un examen final como cualquier otra materia que integra los planes de estudios de este año.

Así lo confirmó a LA NACION la directora de Educación Secundaria bonaerense, Claudia Bracchi. "La materia tendrá una duración de dos horas semanales. Pese a que en los últimos días se ha desatado una controversia en torno a la asignatura, no hemos agregado ni quitado ni una coma del borrador original", dijo la funcionaria.

Los contenidos de la materia Política y Ciudadanía generaron esta semana un duro debate entre los defensores y críticos de la medida. "Los profesores que dictarán estos cursos están especialmente capacitados y preparados como para no verter su opinión sobre los temas dictados. Lo que harán es describir situaciones y guiarán a los alumnos mediante la bibliografía sugerida", explicó Bracchi.
Sin embargo, legisladores de la oposición que integran la Cámara baja de la provincia rechazaron la posibilidad de que se enseñe esta modalidad de protesta en las aulas bonaerenses, al considerarla una metodología fascista.

"Resulta incomprensible que el director general de Cultura y Educación bonaerense, Mario Oporto, a quien considero una persona democrática, haya propuesto la inclusión del «escrache» dentro de los estudios en escuelas públicas", dijo el diputado Juan Carlos Juárez (GEN).

Por su parte, el secretario general del Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), Roberto Baradel, cuestionó las críticas vertidas en torno a la asignatura. "Los escraches, los piquetes, las marchas, las movilizaciones y las huelgas son parte de la realidad social argentina y en la escuela hay que reflexionar sobre situaciones y prácticas que se dan en la realidad. Igual que se estudian el nazismo o la Segunda Guerra Mundial, se pueden analizar las distintas formas de participación social", dijo a LA NACION.

Mientras el ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, consideró "exageradas" las quejas que generó el tema, Rubén Hallú, rector de la Universidad de Buenos Aires, opinó: "Me parece bien que se debata, pero para ir formando a los jóvenes en una conciencia de que no deben usarse estos métodos", dijo.

"A lo largo de mi carrera he sufrido escraches, me han subido a un mesa y me han bailado. Uno está acostumbrado a este tipo de protestas, no son agradables. Se sufre más que por uno mismo, por los papelones, por cómo queda la institución. Los jóvenes deberían entender que hay formas de reclamo ante distintas situaciones. Yo no digo que no reclamen, pero ésa no es la metodología adecuada", añadió.

En tanto, Andrés Delich, ex ministro de Educación nacional, apuntó: "Está claro que los escraches son una práctica fascista, desarrollada en los años 30 en la Alemania nazi, no puede ser un práctica democrática. Si en la materia se explica qué son los escraches y se diferencia con claridad cuáles son las prácticas democráticas y cuáles no, me parece bien que se dicte. Ahora si dentro de la currícula hay alguna vinculación con la forma democrática, me parece terrible".

Y agregó: "La materia tiene un sesgo por quien ha desarrollado su currícula? pero tiene mucho más que ver con una confusión intelectual en términos de conceptos muy vulnerables. Me parece que la sociedad no puede tener un doble discurso sobre determinadas prácticas".

www.lanacion.com.ar 18/02/11