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El elástico y la soga son furor en las nuevas generaciones; el desafío de la botella, gracias a las redes, está entre los preferidos; los especialistas los recomiendan porque ayudan a la sociabilidad

Terminaron las clases. Los chicos están aburridos y en muchos de los hogares porteños la queja de los padres ya no pasa por restringir las horas frente a la tablet. "Santi, pará un segundo con la botellita que abajo hay gente", le ruega su madre. Santiago tiene 7 años y desde hace algunos meses se sumó al pelotón de fanáticos del juego del momento: el botella challenge. Con un objetivo simple como tirar una botellita de plástico, hacerla girar en el aire y lograr que caiga parada, el desafío se convirtió en un fenómeno en los recreos escolares, en los clubes y ahora también en las colonias de verano. Todo comenzó con un video subido a las redes sociales, y en pocos días fue sensación.

Por sus características y su forma de practicarlo se lo podría catalogar dentro de aquellos juegos de antaño que los especialistas denominan tradicionales, como el elástico, el pata pata o la soga, que también ganaron protagonismo en una generación de chicos que prácticamente desestima el juego analógico.

En pleno auge del entretenimiento digital, ¿cuál es la clave de este tipo de juegos que logran fascinar tanto a los chicos? O, en contrapartida, ¿por qué el Pokémon Go pasó de ser la aplicación más descargada al ostracismo cibernético?

Según Silvia Bacher, docente y autora del libro Navegar entre culturas. Educación, comunicación y ciudadanía digital, los adultos no deberíamos asombrarnos tanto, porque el avance de la tecnología no derriba la necesidad que tienen los chicos de experimentar en otros campos. "Para ellos son distintas dimensiones que coexisten sin obstáculos. Pasan de la consola de juegos al desafío de la botellita con naturalidad, sin prejuicios. En realidad, todas las culturas se construyen sobre la base de las existentes. De hecho, este juego tan simple que tiene la frescura de lo interpersonal y donde se ponen algunas destrezas en acción se hizo popular por las redes sociales. Un desafío en construcción colectiva que usa la plataforma digital como recurso expansivo", señala la especialista.
La "nueva" Playstation

Agustín Ingala, de 12 años, es fanático del botella challenge. Lo juega en todos lados y con todos sus amigos, y con la práctica dice que mejoró su técnica. "Cuando le pregunté qué hacían con esa botellita todo el tiempo me dijo que era la nueva Playstation 5 -cuenta Susana Galante, su madre-. Lo puso a esa altura, y me encanta."

Carolina Sanllorenti, madre de Josefina, de 9 años, y vicedirectora de inglés de la Nueva Escuela Argentina (NEA), también recuerda que a lo largo del año resurgieron otros juegos con efectos similares. "A principios de año tuve que salir corriendo a comprar una soga. Después fue el pata pata [un aro unido a una soga y con una bola en el extremo que se coloca en un tobillo y con el otro pie se trata de esquivarla]. Con el elástico hubo un boom que sigue, y me parece muy bueno que puedan salir de las pantallas. Se encienden otras ideas. Y el efecto es contagioso", señala.

A través de este tipo de juegos, coinciden los expertos, los chicos desarrollan distintas habilidades. "El cuerpo ocupa un lugar central y deja de estar adormecido como cuando un chico se sienta frente a una pantalla. Pero me parece importante que los adultos nos distanciemos de ese discurso de polaridad. No son dos mundos que están en puja, porque los chicos viven sus actividades como un continuo, y pasan de una cosa a otra con total naturalidad", opina la psicopedagoga Gabriela Valiño, docente del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina (UCA).

Mientras los padres festejan que sus hijos abandonen la tablet o la consola por algo tan simple como tirar una botellita por el aire, en muchos colegios porteños, y ahora también en algunas colonias de verano, el juego fue prohibido. Según los argumentos que dieron algunos coordinadores y directivos, la razón está en el cuidado de los chicos. Botellas que se rompen o que vuelan demasiado alto y pueden lastimar a otro. Sin embargo, María Regina Öfel , psicopedagoga y directora del Instituto de Investigación y Formación en Juego, no está de acuerdo con esta medida y considera que en lugar de prohibir el juego se podría regular. "No creo que sea una buena medida quitarlo de plano. Hay que buscar el modo de negociar, habilitar opciones para que se organicen y puedan seguir disfrutando y compartiendo en grupo."

El respaldo de los adultos

Valeria Manzuoli
Madre de Ciro, de 11 años

"Prefiero que me moleste con la botellita y no que esté toda la tarde con la tablet. Creo que en este tipo de juegos ponen el cuerpo en acción y son más creativos"

Silvia Bacher
Docente
"Hay una necesidad de experimentar de distintas maneras; los chicos no tienen el prejuicio entre un juego y otro. Hay que reconocer la capacidad de navegar entre culturas"

Natalia Baldoma
Madre de Valentina,de 11 años
"Cuando la veo con la botellita o saltando al elástico me recuerda a mi niñez. Entre tanta tormenta tecnológica me parece genial que puedan divertirse con cosas sencillas, básicas y económicas"

Soledad Vallejos

www.lanacion.com.ar   23/12/16