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En diálogo con LA NACION, especialistas en crianza, niños y psicología recomiendan tratarlo con naturalidad y contestar todas las preguntas según la edad

Transcurrieron menos de 48 horas de lasPASO nacionales y, como era de esperarse, los ecos de sus resultados se vuelven inagotables en términos de análisis, interpretaciones y proyecciones, de cara a los elecciones generales del 25 de octubre, donde los argentinos eligirán al nuevo presidente.

Para algunos adultos, la política integra su vida cotidana, lejos de las fechas o los acontecimientos que marca el calendario. Para otros, es considerada una temática indistinta o -si se quiere- pasajera, que puede intensificarse a medida que se acercan los comicios o que resurge cuando hay que ir a votar por el simple hecho de tener que hacerlo.

En contextos como el actual, cada vez más familias se preguntan si es necesario hablar de estas cuestiones con los más chicos y no tan chicos, en qué medida es importante y cómo es aconsejable abordarlas, más allá de los contenidos que traten con sus docentes quienes asisten a la escuela.

Consultados por LA NACION, especialistas en crianza, niños y psicología, destacaron que si bien el proceso dependerá de cuán politizados estén los padres y el énfasis que le atribuyan al tema puertas adentro, la política por sí sola puede ser "un buen argumento " para entablar una conversación y no dejarlos fuera de lo que ocurre alrededor.

CLAVES Y RECOMENDACIONES

1.¿Cuándo y cómo hacerlo? ¿Hay una edad aconsejable?

Felisa Lambersky: Cada vez que pregunten sobre el tema y las connotaciones sociales que implica elegir un candidato. En tiempos electorales, muchos suelen interesarse por el voto, los partidos políticos, las ideologías y la posición política de los postulantes, aunque todo dependerá de la familia y de la importancia que ella le de a estos temas.

Liliana Moneta: Es casi imposible no hacerlo. La política forma parte de nuestro cotidiano, y por lo tanto, es algo que nos atraviesa y atraviesa a nuestros niños y adolescentes desde el vamos. No creo que haya una edad estipulada, depende de cada niño, cada familia y el ámbito en el que se desarrolla.

Nora Vinacur: Va a depender de las edades y de acuerdo a lo que vaya surgiendo en la mesa. En familias donde es un tema cotidiano o está demasiado incorporado a lo que se conversa, naturalmente no encuentro motivo para que esto no se pueda compartir con los hijos. Quizás, los más grandes, se interesen más o pregunten a partir de lo que vayan escuchando.

2. ¿Es esperable que pregunten?

Felisa Lambersky: Los temas históricos o de política general trabajados en los medios educativos y de comunicación lleva a los niños, no a todos, pero sí a algunos, en particular, a interesarse y preguntar.

Laura Orsi: Hay familias en las que se habla de política como algo natural. En estos casos, es posible que los chicos dialoguen con los padres y pregunten aquello que no entienden. Luego sucederá en las escuelas y con los amigos. Observamos que en algunos políticos ha sido parte de una tradición y pasión familiares, aunque no sabemos con exactitud de la influencia de cuál de los padres.

3. ¿Se puede prescindir de esta conversación?

Liliana Moneta: No, el niño es un "ser social" desde su nacimiento, por lo que su "ser cívico" es también natural, como el comer o el dormir. Hablar de política no funciona como tema tabú. Los padres y demás miembros directos a los niños y jóvenes no se cuidan, ni resguardan al hablar de ello.

Laura Orsi: Todo dependerá del grado de relación que tenga esa familia con la política. A veces hasta puede haber diferencias entre los padres. Creo que es importante que los chicos estén involucrados con temas cívicos, siempre en función de su edad.

Nora Vinacur: Es un tema lo suficientemente importante como para que puedan escuchar, entender que vivimos en democracia y que votar es un derecho que tenemos todos.

4. El día de la votación es una actividad que pueden compartir. ¿Es recomendable que los chicos acompañen a los padres?

Nora Vinacur: Absolutamente, considero que es una manera de transmitir a los hijos que la democracia es un derecho de las personas de elegir y votar. Es el mejor contexto político el que vivimos y los chicos no deben quedar afuera.

Liliana Moneta: Sí, en la medida en que hayan sido respondidas las preguntas anteriores. El acto electoral hace a la construcción del ciudadano y lo vincula con su plena posesión de derechos. Hay familias que todavía la siguen considerando una "fiesta ciudadana" y, por lo tanto, hacen que participe su descendencia.
Laura Orsi: Varios padres llevan a sus hijos a que los acompañen a votar. Naturalmente, así, van viendo y aprendiendo sobre la importancia de elegir en democracia, y ejercitar sus derechos.

5. ¿Cómo conjugar las creencias propias, las de la familia y las que el mismo chico desarrolla?

Nora Vinacur: Cuando son más pequeños repiten sobre aquellos candidatos que son adecuados para sus padres. Miran lo que ellos hacen y escuchan. En ocasiones, pueden preguntar y se les debe responder. En la etapa escolar, surgen más interrogantes y un mayor intercambio aunque la opinión de los padres tiene una fuerte presencia al momento de poder hacer su propia interpretación. En la adolescencia, es donde se ponen más a prueba todos los conflictos generacionales, donde cualquier tema, inclusive el político, genera debate y discusión. Es imprescindible que los adultos estén para dialogar, responder y discutir, para ayudar a ir armando un sujeto libre y seguro capaz de poder pensar y tomar en un futuro sus propias decisiones.

Felisa Lambersky: En tiempos electorales, la política suele ser un argumento para entablar una conversación. Antes de la edad adolescente, es decir, previo a los 11 o 12 años, es posible que estén más influenciados por la temática mediatizada por la familia . Luego, como una forma más de enfrentamiento con los padres, es posible que discrepen y tomen partido por sus propios pensamientos. Es en las instituciones educativas done pueden tener ideas propias, más alejadas del medio familiar.

Laura Orsi: Es posible que primero adopte las ideas familiares y luego se vaya diferenciando, viendo y eligiendo cuáles son las ideas propias, algunas opuestas, sobre todo en la adolescencia, mucho más ahora que pueden votar a los 16 años. Debo admitir que el domingo me generó cierto grado de preocupación ver a algunos niños, algunos muy chicos, con un discurso muy politizado en los medios. Me preguntaba: «¿a qué responde? ¿a un exceso familiar?»

Liliana Moneta: Los más chicos suelen adoptar las creencias parentales, ya que éstos son sus referentes en todo, y como tales, ostentan características de omnipotencia y omnisciencia. A medida que van creciendo, en parte por una gradual adquisición de conocimientos propios y, en parte, por una conducta rebelde (propia del adolescente), pueden tener opiniones o creencias políticas antagónicas a sus padres. Hay algo que sí suelo observar cotidianamente y es que, lejos de un partidismo -que puede o no coincidir con el de sus progenitores- la valorización que se hace en relación a los códigos y valores que presentan las figuras políticas es frecuente que coincida con la imagen que heredan de sus figuras referentes.

Especialistas consultados:
•    Felisa Lambersky, médica, pediatra y psicoanalista, especialista en niños y adolescentes, miembro de APA.
•    Nora Vinacur, psicoanalista y secretaria del departamento de Niños y Adolescentes de la Asociación Psiconalítica Argentina.
•    Liliana Moneta, psiquiatra y psicoanalista infanto-juvenil.
•    Laura Orsi, médica psicoanalista, directora de publicaciones de Fepal y miembro de IPA Social Media Task Force y prensa del Congreso de APSA.

Por Valeria Vera 

www.lanacion.com.ar  11/08/15