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Señor Sinay: Hace 35 años que ejerzo mi profesión y, de Malvinas a hoy, la norma es el abandono. Mandamos a luchar a jovencitos sin instrucción militar; los niños se drogan desde los 6 años; se castiga a los adolescentes en los boliches, presos de la droga, el alcohol y el maltrato de los patovicas. Desaparecen más chicos de los que se denuncian; hay violencia en la que el adolescente es protagonista o víctima. La anomia abandera las relaciones humanas.
Ana María López
Médica pediatra y de familia

RE: Existe una orfandad física y otra funcional. En la primera, la pérdida de los padres puede encontrar reparación en la presencia de adultos cercanos, amorosos y comprometidos. La segunda es de hijos huérfanos con padres vivos, físicamente presentes (y materialmente proveedores hasta en exceso), pero ausentes en funciones y responsabilidades. Para inquietud de muchos padres activos, el segundo tipo de orfandad parece hoy epidémico en nuestra sociedad, una sociedad de hijos huérfanos, con consecuencias como las que describe nuestra amiga Ana María e incluso otras, como la desmedida medicalización de los chicos, el trágico desconocimiento de los límites por parte de los adolescentes, los pobrísimos rendimientos escolares, la obesidad infantil epidemial, la sexualización perversa de niños y niñas pequeños (alentada por medios irresponsables), la aparición de trastornos de atención y ansiedad vinculados con el uso descontrolado (en cuanto a cantidad de tiempo y aplicaciones) de las tecnologías de conexión a Internet por parte de chicos y jóvenes, etcétera.
Araceli Oñate, española, doctora en Educación y coautora de Mobbing escolar, dice algo que es irrefutable: "El abandono técnico es hoy la forma más frecuente de maltrato infantil: los padres abdicaron de la labor de ayudar a sus hijos a interiorizar la norma social." Esa abdicación abarca la transferencia de valores a través de conductas, la ayuda en la construcción de vínculos no utilitarios, enseñando que en cada vida hay un sentido trascendente (para esto hay que vivir más allá del consumo absorbente y del simple pasarla bien). Los padres son irreemplazables en esta tarea. Es necesario que retornen pronto a sus puestos a través de actitudes y presencia, cada día y en cada hogar.

Por Sergio Sinay
www.lanacion.com.ar 04/12/11