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El programa consiste en una serie de ejercicios que los alumnos deben repetir durante la jornada escolar

MADRID.- Empieza la clase. El maestro no les pide a los chicos que saquen una hoja ni que entreguen la tarea. Lo primero es beber agua. Un sorbito apenas. Lo siguiente, hacer equilibrio. Pararse en un pie, girar a un lado y a otro. Cambiar de pierna. El aula se mueve en una coreografía improvisada, entre carcajadas y algún tropiezo.

Ahora sí toca estudiar. Para los alumnos del colegio Rayuela, en las afueras de Madrid, todo empezó como un juego, pero es ya una rutina antes de arrancar la lección. Al igual que en otras 30 escuelas de la capital española se aplica allí desde hace tres años un método experimental que introduce principios de la neurociencia en la educación. "Los resultados han sido excelentes. Notamos a los niños más atentos y participativos, mucho más motivados. Se ha visto incluso una mejoría en las notas", explica José Velasco, director de Rayuela.

El programa, desarrollado por el catedrático en psicología Tomás Ortiz Alonso, consiste en una serie de ejercicios estructurados y sistemáticos que los alumnos deben cumplir varias veces durante la jornada escolar, antes de cada clase. Son cinco módulos de actividades, que consumen no más de un par de minutos: hidratación, equilibrio, respiración profunda, atención (visual y auditiva) y estimulación táctil.

"Sabemos que el cerebro funciona a intervalos cortos -dice Velasco-. Que el tiempo de atención plena de un niño de primaria puede ser menor a 10 minutos. Hemos notado con estos ejercicios que ese período se amplía y nos permite planificar clases más productivas."

Los alumnos, de 3 a 12 años, se acostumbran rápido. Extrañan la rutina si un profesor se la salta. A la hidratación, que se repite antes de todas las clases, le sigue el equilibrio. La atención visual se estimula de muchas maneras: seguir un haz de luz con los ojos o adivinar un número que el maestro traza en el aire con un dedo.

La estimulación auditiva se presta al juego. Los alumnos tienen que golpear dos veces el pupitre cuando el profesor golpea una o no hacer nada cuando golpea dos. El tacto lo ejercitan en parejas: un chico traza una palabra con el dedo en la espalda del compañero, que debe adivinar cuál es.

"No hay una prueba científica todavía de cuánto mejora la educación, pero nosotros estamos entusiasmados con los resultados que vemos y por eso lo seguimos aplicando", cuenta Carmen Blázquez, profesora de primaria del colegio Marqués de Suanzes, en Madrid.

Lo más complicado es inculcar la costumbre en los más pequeños, dice Maricarmen Nafría, directora de estudios del Marqués de Suanzes. Por ejemplo, que un niño de 3 o 4 años haga una respiración abdominal profunda.

Un handicap del programa es que la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, que impulsó la aplicación del método, no lleva un seguimiento exhaustivo de los resultados. "Vamos un poco a ciegas, siguiendo el instinto", se queja un maestro de otro de los colegios del plan. En el Rayuela tienen un aula de quinto (10 y 11 años) a cuyos alumnos sí los están controlando con test psicológicos y electroencefalogramas para medir la actividad en las áreas de atención y aprendizaje del cerebro. A fin de este curso tendrán datos concretos.

Una técnica, seis ejercicios

Hidratación
Beber regularmente y en pequeñas dosis a lo largo del día

Equilibrio
Realizar ejercicios que estimulen el equilibrio. Recomiendan que antes de los 7 años se realicen con los ojos abiertos

Respiración
Realizar inspiraciones y expiraciones profundas. La regularidad del ritmo respiratorio ayuda a fijar la atención, oxigena mejor el cerebro y reduce el estrés

Estimulación visual
Realizar ejercicios que estimulen los movimientos oculares. Según la técnica, esto mejora los procesos de atención, localización espacial y la capacidad perceptiva-visual

Estimulación auditiva
Escuchar y diferenciar distintos sonidos, tonos y fonemas mejora el nivel de alerta, la memoria verbal auditiva y favorece el aprendizaje de otras lenguas

Estimulación táctil
Realizar ejercicios de discriminación táctil pasiva. El tacto favorece la atención

Martín Rodríguez Yebra

www.lanacion.com.ar   08/11/16