Imprimir

Algunos de estos indicadores como ausentismo, ingreso tardío y repitencia, conllevan el surgimiento de efectos no deseados que en muchas ocasiones culminan en situaciones en las que es posible que se produzca la interrupción de la escolaridad (haciendo referencia a conceptos de uso frecuente que aluden a la “deserción / abandono escolar”).

De este modo, ciertas intervenciones pueden constituirse en formas sutiles de legitimación de las desigualdades sociales. Frente a esto, resulta imprescindible interpelar las certezas de algunos de nuestros saberes y cuestionar la efectividad de nuestras prácticas.

Creemos pertinente realizar algunas aproximaciones conceptuales que permitan precisar qué queremos decir cuando hablamos de sobre-edad, concebida ésta como una variable del fracaso escolar, señalando algunas diferencias con respecto al modo y alcances con que ésta es percibida habitualmente.

De ahora en más adoptaremos la siguiente definición de sobre-edad: “Sobre-edad es un indicador del retraso de los alumnos en su progresión en el sistema educativo que muestra el desvío de éstos en relación con la edad teórica para asistir en un año de estudio particular. La edad teórica para asistir a primer grado del nivel primario es de 6 años, para segundo 7 años y así, sucesivamente. Los alumnos con sobre-edad son aquellos que están atrasados en su escolaridad y cursan un año de estudio inferior al que correspondería de haber comenzado en la edad teórica y atravesado con éxito cada uno de los años del nivel”

A continuación definiremos algunas posibles causas generadoras de “sobre-edad”:

Trabajo infantil: alumnos que de acuerdo a necesidades familiares/ patrones socio-culturales propios de sus comunidades de origen ven su escolaridad interrumpida, afectando su normal proceso de escolarización.

Plantear de manera tan simple y reduccionista un fenómeno tan complejo como es la sobre-edad, podría llevarnos a buscar la causa final del fracaso educativo en cada sujeto, desconociendo la totalidad de dimensiones que hacen al vínculo de escolarización: dimensión socioeconómica,
dimensión familiar, modelo organizacional escolar, dimensión subjetiva e ínter-subjetiva.
Es por ello, y en concordancia con los lineamientos de nuestra Modalidad, que adherimos a la noción de vulnerabilidad educativa, definida como “el conjunto de condiciones materiales y simbólicas, de orden objetivo y subjetivo, que debilitan el vínculo de escolarización de un
alumno”

La noción de vulnerabilidad educativa exige dar cuenta de las interacciones entre las dimensiones enunciadas anteriormente, particularmente aquellas sobre las cuales podemos incidir. Por lo que
proponemos:

La concepción de sujeto a la que hacemos referencia alude a la dimensión del mismo como sujeto de derecho, dimensión que prioriza la categoría de “niño”, “adolescente”,” joven”, “alumno”, por sobre una categoría que alude a la “sobre-edad” como un atributo constitutivo más de
la diversidad, planteada como desafío que debemos afrontar cotidianamente a través de su problematización.

Es frecuente escuchar frases del tipo “con este alumno no se puede hacer nada”, “yo le enseño pero no aprende”, “seguramente va a repetir”, “qué querés con la familia que tiene”; frases que claramente portan representaciones sociales muy fuertes y determinantes, dichos que no hacen más que legitimar y depositar el fracaso en el alumno y su familia.

Nuestro compromiso es continuar trabajando para que esta diversidad en el contexto socio-educativo no siga traduciéndose en desigualdad en términos de desventaja en la apropiación de los bienes culturales. Esto supone más que ofrecer respuestas cerradas o simples definiciones, la posibilidad de generar encuentros que nos permitan desde los distintos niveles de gestión, revisar y reconceptualizar significados circulantes en los espacios institucionales, atendiendo al carácter político de la educación, en tanto institución encargada de distribuir e inscribir en la cultura a los que llegan.

Lineamientos de acción orientadores de las intervenciones

La realidad que atraviesan las instituciones educativas en la actualidad nos convoca a ensayar nuevos desafíos institucionales que posibiliten la acreditación y promoción de los alumnos según sea cada caso particular.

En este sentido, y como corresponsales de garantizar el derecho a una educación de calidad, proponemos: Trabajar en articulación con los actores institucionales el contenido del presente documento y definir en los distritos las escuelas más críticas para realizar un seguimiento en el marco del “Proyecto Articulado de Atención a la Sobre-edad”.

Diseñar e implementar un plan de trabajo para el abordaje de los indicadores que potencian las situaciones de vulnerabilidad educativa. Dicho plan deberá contemplar acciones a futuro que impacten en el plano institucional y distrital.

Orientar a los docentes, a través de las Reuniones de Equipo Escolar Básico, acerca de los propósitos y acciones anteriormente descriptas (especificando los responsables, tiempos, evaluación y cronograma de reuniones que contempla el plan de trabajo elaborado).
Para finalizar deseamos compartir con ustedes algunas palabras de Graciela Frigerio que hacen referencia al entramado institucional y de algún modo sintetizan nuestro pensar y sentir a la hora de proyectar “…vamos anudando teorías y prácticas, historias pasadas y diseño de futuro, vamos entrelazando actores, inventando texturas institucionales, dando cuerpo a escuelas, despertando en otros la mirada del asombro con interés, ofreciendo pluralidad de sentidos, poniendo en acto la
intencionalidad docente en la que se despliega el deseo de enseñar, creando puentes para que el deseo del saber se exprese como intencionalidad de aprender”.

Comunicacion Nº 2/ 2010 Dirección de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires
www.abc.gov.ar