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Hace cuatro años, investigadores del Laboratorio de Memoria de la Facultad de Medicina de la UBA y el Conicet descubrieron no sólo que la síntesis de proteínas es lo que hace que los recuerdos perduren, sino también que una memoria que estaría condenada a desaparecer puede ser reforzada por otra más potente, si ésta ocurre en la misma región del cerebro y en una determinada ventana temporal.

Aquel hallazgo se había logrado en animales de laboratorio. Pero ahora el mismo grupo decidió avanzar un casillero y probar si el mismo mecanismo neurofisiológico se cumple en seres humanos.

Y hete aquí que los científicos constataron su hipótesis (es decir, que un aprendizaje puede consolidarse si se asocia con un estímulo novedoso que ocurre más o menos al mismo tiempo) en un experimento en casi 1700 chicos de entre 7 y 9 años, que concurren a ocho escuelas públicas y privadas de la provincia de Buenos Aires.

 "Cuando nos pasa algo novedoso o inesperado, como ocurrió, por ejemplo, en la mañana de las Torres Gemelas -cuenta Fabricio Ballarini, primer autor del trabajo recientemente publicado en la revista PlosOne (doi:10.1371/journal.pone.0066875)-, también recordamos eventos cercanos previos o posteriores a dicha novedad. Dónde estábamos, que estábamos haciendo... detalles que de otra manera se perderían en la rutina."

Pero no menos importante es que el equipo diseñó y puso a prueba una singular estrategia para mejorar el aprendizaje escolar. Los científicos mostraron que si se introducía una experiencia novedosa (como una lección de música o de ciencia) una hora antes o una hora después de enseñar un contenido literario, el porcentaje de respuestas correctas en las pruebas de control aumentaba ¡el ciento por ciento! Sencillo y efectivo. Más no se puede pedir...

Por Nora Bär

www.lanacion.com.ar  31/07/13