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El ingreso al secundario implica un gran salto para miles de adolescentes. De un momento a otro y sin adaptación previa, deberán amoldarse a un nuevo ritmo de estudio, con mayores exigencias y dificultades.


Seguir el hilo de trece materias; enfrentarse con una pila de libros; aprender a tomar apuntes en clase; resumir textos y al mismo tiempo integrarse en un nuevo ámbito y grupo de amigos, son algunas de las trabas que deberán enfrentar los chicos de entre doce y trece años.

"En la escuela primaria, los alumnos incorporan las herramientas básicas para resolver un conflicto. Mientras que en el secundario, deberán incorporar datos más complejos y comenzar a tomar contacto con las distintas ciencias", explica el psicoanalista Fernando Osorio, docente del posgrado de psicopedagogía Clínica del Centro Dos.

Para los adolescentes, este paso es un verdadero shock. "El ingreso al secundario coincide con la entrada en la adolescencia, con todos los encontronazos y sensaciones que implica", explica la psicopedagoga Marta Tessari, presidente de la Asociación de psicopedagogos de Buenos Aires.


Suenan las campanas

Los especialistas en educación opinan que los chicos necesitan un tiempo de adaptación al nuevo método de estudio. Mientras tanto, conviene que los padres estén atentos a las necesidades de los chicos y orientarlos en sus nuevos hábitos de estudio.

"Los papás deberían convertirse en socios de sus hijos. Se nota cuando los chicos tiene una red de contención en el hogar. En casos especiales, recomiendo que los papás tomen clases particulares para que le puedan explicar los contenidos a sus hijos", explica Patricia Schapiro, directora del Instituto de apoyo escolar Núcleo de Estudiantes. Se trata de que los ayuden a estudiar.

Inculcarles que el estudio requiere tiempo y dedicación. "Los adolescentes no tienen incorporado este concepto. Quieren todo al instante", explica Schapiro. Por ejemplo, para asimilar nuevos conocimientos, deben leer varias veces el texto, subrayar las ideas principales, armar un cuadro sinóptico, etcétera.

Ayudarlos a organizarse. Muchas veces se sienten desbordados por la cantidad de cosas que tienen para hacer. Separar las carpetas por materia, armar un lugar de estudio y fijar horarios y días para realizar distintas actividades, puede ser una buena opción para evitar el caos.

Enseñarles herramientas de estudio. Los ayudará a mejorar la comprensión y a relacionar distintos temas. Formular hipótesis, armar cuadros integradores o sinópticos, distinguir en el texto las ideas principales y secundarias, son algunos de los recursos y métodos que deberán incorporar.

Participar en la escuela. "Durante la primaria, los padres son convocados y asisten a distintas actividades. Cuando llega la secundaria, piensan que ya no es necesario. Sin embargo, los chicos necesitan sentir que están ahí y que se interesan por lo que les está pasando", explica Osorio.

www.clarin.com 24/02/05