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El aprendizaje sólo es posible por la memoria. En la capacidad de aprender está la posibilidad de supervivencia y en el centro del ser humano está la capacidad de adaptarse. La historia misma de cada uno de nosotros puede leerse en clave del conocimiento adquirido para adaptarse a situaciones nuevas. Eso es aprender y sólo es posible gracias a la memoria. La información se codifica en nuestro cerebro, se almacena y luego se recupera al momento de la acción.

Las investigaciones científicas han demostrado que la memoria no es un sistema unitario. El cerebro funciona como una red, conectando distintas áreas. Es que la memoria no es una sola. Existen varios sistemas según la información que se quiera adquirir, retener y evocar. Estudios de pacientes neurológicos y de neuroimágenes funcionales sugieren que la memoria es una colección de habilidades mentales que usan diferentes sistemas neuroanatómicos cerebrales. Una persona puede tener registro consciente de la memoria -yo sé que recuerdo un hecho y puedo evocarlo por mi propia voluntad-, o puede existir de manera implícita, funcionando de manera inconsciente en la vida de un individuo y no por eso siendo menos relevante para su vida. La mejor manera de comprender algunas memorias es tomar como ejemplo casos en los que éstas tienen algún problema.

Juan P. de 40 años tiene amnesia por una lesión en el hipocampo, una región del cerebro con forma de caballo de mar, clave para la consolidación de la memoria. Juan conserva perfectamente memorias de la infancia, pero no recuerda qué ha desayunado hoy o si fue al cine ayer. Estamos ante una falla de la memoria episódica, que recuerda experiencias personales experimentadas y que están vinculadas de manera precisa al momento en que ocurrieron.

María A. tiene una enfermedad degenerativa que produce una atrofia selectiva de la corteza temporal lateral izquierda. Aunque no sabe qué es un auto podría manejarlo sin mayores problemas ya que su memoria procedural -la evocación de un acto motor aprendido- sigue intacta. Aquí falla la memoria semántica que es el conocimiento de los hechos, conceptos, objetos, palabras y sus significados. Tanto la memoria episódica como la semántica están disponibles al acceso consciente (declarativa), en cambio comer -o manejar un auto- depende del sistema de memoria implícito.

Marcelo tiene una depresión importante por lo que tiene problemas para concentrarse, pérdida del hilo de la conversación y dificultad en la realización de diferentes tareas al mismo tiempo. Esta es una falla de la memoria operativa (u online), que opera por ejemplo cuando uno memoriza un número de teléfono sin anotarlo y luego desaparece. Es la capacidad de trabajar con información múltiple que será descartada luego de su utilización.

Pedro tiene miedo cada vez que sube a un ascensor. Cuando lo hace se activa su amígdala, una parte del cerebro pegada al hipocampo y de forma de almendra. Pedro tuvo en el pasado una experiencia desagradable en un ascensor y ahora su amígdala se activa ante una situación semejante a la del pasado. Este proceso está regido por la memoria emocional. Estamos ante un mecanismo de supervivencia destinado a evitar volver a pasar por situaciones riesgosas.

Si pensamos ahora en nuestra vida cotidiana veremos que todo lo que hacemos está intermediado de una manera u otra por la memoria, o mejor dicho, las distintas memorias que tienen una manera particular y diferente de catalizar la experiencia.

Por eso, decimos de nuevo, este proceso actúa en red y en equilibrio para producir un resultado maravilloso: la posibilidad del sentido de nosotros mismos y de nuestras vidas, producto de lo aprendido, aplicado en el aquí y ahora, proyectándose en el futuro.

www.clarin.com 26/07/09