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Domingo F. Sarmiento decía que todos los problemas son problemas de educación. Hoy, cuando la pobreza y la desigualdad incrementaron el fracaso escolar y convirtieron a las escuelas en centros de atención de problemas sociales, la frase cobra más sentido. Y la necesidad de combatir el fracaso es más urgente.

El fracaso escolar se define como el desajuste entre las posibilidades de un alumno y su rendimiento. Y esto se traduce en el estigma de la repetición del grado o la deserción, cuyos mayores índices se dan en los sectores más pobres, afirman los investigadores Ana Donini, Jorge Gorostiaga y Mónica Pini, de la Escuela de Posgrado de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam).

Las causas más frecuentes del fracaso escolar, afirman, son la pobreza, el incremento de alumnos sin el aumento de recursos, la falta de herramientas para atender problemas de aprendizaje, el deterioro de las condiciones de trabajo de los docentes y las dificultades de los colegios para adaptar las propuestas a los nuevos códigos de los chicos, entre otros. Con este listado, no sorprende que haya "bajos niveles de aprendizaje aun en aquellos alumnos que completan la escolaridad obligatoria".

Contra todo esto, el Estado intenta aplicar políticas para mejorar las oportunidades para escuelas pobres y alumnos de bajos recursos. Así, la lucha contra el fracaso se basa en la lucha contra la pobreza.

La actual política estatal busca concentrar los recursos en las escuelas más vulnerables, con proyectos como el Programa Integral para la Igualdad Educativa. "La idea es apoyar las iniciativas pedagógicas y el ejercicio docente, fortalecer el vínculo con la comunidad y proveer de recursos e infraestructura a las escuelas", dijeron los expertos de la Unsam.

Tareas de prevención

Según un estudio de la Fundación SES, las acciones más comunes para combatir el fracaso escolar en el país son el apoyo pedagógico y las actividades de integración. Este estudio, realizado para el Proyecto de Elaboración de Políticas y Estrategias para la Prevención del Fracaso Escolar, de la OEA, arrojó otra conclusión inesperada: más de la mitad de los educadores dijo que coordinar las políticas educativas del Mercosur podría mejorar la situación educativa de cada país, incluyendo problemas como el fracaso escolar.

En el ámbito de las escuelas rurales, los riesgos del fracaso escolar se agravan por el trabajo infantil. "Aunque los gobiernos lo nieguen, en determinados meses los alumnos no van porque tienen que trabajar en la cosecha", dijo Noemí Delellis de Arbetman, de la Asociación de Padrinazgos de Escuelas Rurales (Apaer).

Arbetman cree que el padrinazgo de escuelas rurales es un buen antídoto contra el fracaso, dado que "las escuelas apadrinadas tienen más asegurados los recursos".

Frente a las políticas destinadas a combatir el fracaso, Pini, Donini y Gorostiaga se preguntan: "¿Quiénes fracasan: alumnos, docentes, la escuela o la sociedad?". Y responden: "Un sistema educativo que busque el éxito de los alumnos requiere, además de políticas compensatorias, un horizonte de democratización del acceso a los bienes sociales y culturales".

www.lanacion.com.ar 17/09/05