Es la misión del Hogar de Niños del Milagro, en Pilar, que hace 30 años se dedica a atender a los menores en situación de riesgo
"Además de éstos, tengo diez hijos", dice Oscar Cabrera, diácono permanente, que hace un año y medio está al frente del Hogar de Niños del Milagro, en Pilar. Es que a los 19 chicos de entre 6 y 13 años que viven en el hogar los siente como propios, además de los otros diez biológicos que tiene junto a su mujer.
Tan profundo es su compromiso con el bienestar de estos menores en situación de vulnerabilidad, que se mudó junto a su familia desde la localidad de Maquinista Savio a Pilar, a siete cuadras del hogar, para poder estar siempre cerca y disponible.
Este hogar nació hace 30 años por iniciativa de los vecinos para dar respuesta a la necesidad de dar albergue y contención a menores en riesgo. Después de numerosas direcciones, desgracias y dificultades, Cabrera se hizo cargo de la entidad con un nuevo proyecto institucional.
"Ningún chico quiere vivir en un hogar que no sea su casa. Más allá de las situaciones extremas que vivan en sus casas, para ellos siguen siendo sus padres y no es fácil. Sin buscarlo les toca irse a vivir a un lugar desconocido con personas desconocidas. Muchos vienen de situación de calle o de vivir en condiciones precarias, bajo situaciones de violencia o abuso, entonces responden agresivamente a los límites", cuenta Cabrera con voz paternal, mientras que tres hermanos miran la televisión en la sala de estar después de haber regresado de pasar las Fiestas junto a su familia. En cambio, otros chicos, las pasaron junto a otros voluntarios. Éste es el caso de Lucio, que Cabrera sale a recibir a la puerta, cuando vuelve con la voluntaria que le cuenta entusiasmada todos los programas que hicieron juntos.
Los chicos con derechos vulnerados llegan derivados de juzgados que toman una medida de abrigo por motivos de pobreza, violencia, abuso o vulnerabilidad social y a los 13 años tienen que egresar. "Los chicos egresan si se solucionó su situación familiar, cuando se van a otro hogar o si salen en adopción. En este momento tenemos a un chico de 13 años que no sabía leer y escribir y no lo tomaba ningún colegio. Le pusimos una profesora particular. Estamos esperando a que termine con su proceso de aprendizaje para que deje el hogar", explica Cabrera, para dar cuenta de que la prioridad es adaptarse a la necesidad de cada chico.
El objetivo siempre es intentar -en los casos en que sea posible- restituir el vínculo familiar para que los chicos puedan volver a su hogar. "Los chicos lo que más quieren es estar con su familia porque en algunos casos el motivo es por pobreza, y el juez los aleja de sus padres porque los encuentran pidiendo en la calle. Entonces ahí lo que buscamos es acompañar a la familia en un proyecto de vida que van armando para poder mejorar su situación", aclara Cabrera.
Mientras están en el hogar, la meta es que tengan una vida lo más normal posible: van al colegio, al médico, reciben apoyo escolar, atención psicológica si es necesaria y realizan alguna actividad recreativa.
"Desde que estoy acá erradiqué dos palabras: penitencia y castigo. Porque las palabras hieren mucho, y ellos vienen de una vida de penitencia y castigo. No es lo mismo decirles que están en penitencia a decirles que se tienen que sentar a pensar en lo que hicieron", explica Cabrera, a la vez que pide la donación de voluntarios psicólogos para atender todas las demandas de los chicos, ya que los servicios zonales no dan abasto.
"Mi idea es no cerrarles la puerta a los voluntarios, porque ellos son una parte fundamental en los hogares. Las becas de provincia llegan muy a destiempo. Por ejemplo, ahora no nos pagan desde septiembre y necesitamos de la colaboración de la gente. Tenemos el caso de un grupo de personas que querían colaborar y hoy nos pagan mensualmente los gatos fijos", cuenta Cabrera.
En este momento, el hogar cuenta con la necesidad de una heladera, ayuda con el mantenimiento y dos bombas de agua de motor sumergibles para hacer funcionar las cloacas que salen $ 10.000 entre las dos.
Los interesados en colaborar pueden llamar al 0230-4421673, al (011) 155-568-3891 de Cabrera o ingresar en la página www.hogardelmilagro.org .
www.lanacion.com.ar 13/01/14