Cuando murió su marido se reencontró con su verdadera pasión; hoy Élida reparte sus días entre alumnos, clases y la meditación
El arte siempre estuvo presente en su vida. Desde chica adoraba dibujar y sumergirse en mundos de acuarelas, trazos y paisajes que ella misma creaba en su cabeza. Ese amor nunca cedió. Hoy, con 82 años Élida Ribo sigue pintando y dando clases a alumnos de distintas edades que quieren aprender sobre esta pasión. "Adoro los paisajes y las flores, siempre fueron mi inspiración", cuenta Élida.
La directora de su colegio fue la primera en advertir sobre esta capacidad innata, esta sensibilidad que tenía a flor de piel y que la convertiría, a los nueve años, en la hacedora oficial de las carteleras de la escuela para